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jos de los Generales Mola y Vicario; los hermanos Urrutia, de Arizcun; Boba– dilla, Oyarzábal, etc. Nuevamente 295 hospitalizados el 13 de noviembre. La oscilación entre altas y bajas continúa. Los agripados del frente impiden cerrar el Hospital; pero la señora Vda. de Mola ha recibido del General Meléndez la promesa de dejarlo enteramente libre por todo el mes de diciembre. Por lo que se acuerda convocar hasta 130 bachilleres. Compra el colegio en Zaragoza 80 camas a 50 ptas. unidad y en– comienda a las familias el ajuar correspondiente. Se habilita la enfermería, el dormitorio de los pequeños, el pasillo ancho entre la biblioteca y la iglesia, en tanto se taponan con paja y tablas las clara– boyas de la clase de Dibujo, cuya capacidad holgada es de 50 camas. Y el P. José Miguel traspasa el gobierno interno del Hospital al administrador, P. Pe– dro Mª de Leiza, "el del arrenmangado brazo" (sin cuento). Los colegiales su– man 125. El 12 de diciembre se firma una circular en la que se previene a las fa– milias que "nada más por este año", a modo de excepción, se admiten alumnos externos y en número limitado. Del 13, noche, al 16, misa del alba, D. Santos Beguriristáin predica los Ejercicios, que no solamente satisfacen a los niños, sino que entusiasman a su Prefecto de Disciplina que califica al predicador de "oportuno, elocuente, ame– no y atractivo". De aquellos fervores brotaron los militantes de la Acción Católica, reco– mendada con tanto cariño por el papa Pío XI: socios con Luis Mancisidor de presidente y aspirantes con Francisco Javier Ozcoidi. Se formarán cuatro grupos de a 16, que, luego de la inauguración del cur– so, iniciarán un cursillo dominical, de 3/4 de hora cada sesión, dirigida respec– tivamente por los PP. Santos, Calasanz, Ildefonso y Germán. No abandona el fundador a sus pupilos, aunque no multiplique las visitas. La primera promo– ción "Lecároz" con imposición de insignias por el Excmo. señor obispo dioce– sano data de la fiesta patronal de 1941, con el P. Ildefonso Urquijo en calidad de c?nsili_ario. Desde esa efeméride a junio de 1946, hay testimonio escrito de su vigencia. Los años de la guerra, pese al entusiasmo inicial, fueron poco propicios. El curso de 1937-1938 no llegó a sietemesino. Diéronse vacaciones del 23 al 29 de diciembre; hubo clases de 3/4 de hora, durante las Navidades, a partir del 30; inauguróse oficialmente el 2 de enero, con un discurso de D. Pascual Ga– lindo, vice rector de la Universidad de Zaragoza, que emocionó al P. José Mi– guel hasta obligarle a sacar el pañuelo, (no para exhibirlo), al evocar los triun– fos colegiales de Lecároz, obra en buena parte de tantos amigos ausentes, que considera desterrados. Asistieron con Mons. Olaechea y D. Federico Muntaner, los Nagore (Leandro y Daniel), Vila San Juan (abogado de Martínez Anido y padre de un colegial), el Comandante de Sanidad Sr. Berbiela y el profesorado. Inicióse el acto con la Marcha Real a coro y se terminó con el "Firme la voz", con que, por indicación del rector, P. Ignacio de P. , solían cerrarse los actos solemnes de la vida colegial. Dos días después, el 4 de enero de 1938, fallece en la clínica de San Ig- 212

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