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lógico, atinado y noble, del Director del Hospital, D. Alejandro San Miguel, en honor del General Mola. 18 de julio: fiesta nacional; solemnidad en misa, con panegírico y en mesa con dos principios, café, copa y puro. Aplíquese el mismo estrambote en toda efeméride relevante, que siempre se acertará: onomástica del P. Rector, Santia– go Apóstol, la Asunción de la Virgen, la toma de Santander, el 8 de septiembre, el 4 y el 12 de octubre. Agréguese que no falta a misa un hospitalizado y que comulgan la mayor parte de ellos en las fiestas litúrgicas más señaladas, previa absolución del confesor; y se podrá explicar por qué hubo quien continuara ha– blando de "Cruzada". El 19 de julio pudo reintegrarse el P. José Miguel a su faena hospitalaria, al cabo de 17 días de obligado retiro por algún morbo importuno. Tres de los hospitalizados pasaron al calabozo, mas no por orden suya, sino del Sr. San Mi– guel; la víspera habían recibido 5 pesetas de paga extraordinaria que les enca– labrinó. Otro soldado en cambio las entregó al P. José Miguel para una misa por los muertos en la guerra; y cinco sargentos, para la Santa Ir.fancia. El 25 de julio, Santiago Apóstol, nueva partida de heridos y enfermos; proceden del frente de Brunete. Hechos una miseria: No hay dolientes graves. Directamente a las duchas. Fray Félix de Arraiz (fray rrdseria) recoge toda la ropa, parte se hierve y parte se manda quemar, la una destrozada y tod:1 colo– nizada de parásitos. Cuántos tuvo que sacudirse cada jornada el heroico fray Félix. Los héroes de Brunete, recién duchados y mudados, no envidiaron las de– licias del edén. ¿De dónde procedía el repuesto? De reservas del Colegio, de donativos, de remesas de intendencia y, en alguna proporción, del macuto de campaña. Por la "Guía 345" de la 6ª Región Militar se consigna el envío de 200 pares de borceguíes, otros 200 pares de alpargatas y 200 toallas; y por la nª 1.293, cien guerreras caki, cien pantalones caki, quinientos pares de a.parga– tas, 300 camisas, 300 calzoncillos, "todo nuevo". Y es de suponer que a este tenor se fueron remitiendo. Consta, por ejemplo, que el 6 de octubre de 1937 se desplaza el P. José Miguel a lrún a recoger los fardos de alpargatas, cami– setas y calzoncillos expedidos desde Burgos con destino al "Hospital General Mola". A un señor bilbaíno que acusa la falta de alguna prenda en el equipo de su hijo colegial, responderá el administrador P. Pedro W:ª de Leiza: "Han pa– sado por aquí cinco mil soldados hospitalizados y hemos tenido que echar mano de lo nuestro y de lo que no era, para dar completa hospitalidad a tanto hijo de madre ( s.or. )... Hemos procurado cumplir como buenos, esperando sólo la recompensa del de ARRIBA, como premio de las buenas obras realizadas en su nombre". Colaboración inapreciable en este menester de caridad fue la de las "se– ñoritas del ropero del hospital", gentiles damiselas baztanesas que sacrificaban no sé cuántas tardes cada semana para que cada domingo (y aun cada relevo) trascendiera a fiesta, a ropa limpia, bien planchada. Día 27 de julio: 4 hospitalizados (dos gallegos y rios leoneses) h·-1yen a Francia. Orden del 3 de agosto, cursada desde Pamplona: gallegos y asturianos al hospital de Tudela, 27 en total: "Todos hemos sentido ::nucho su salida, pues en general todos se han portado muy bien, dos de ellos muy piadosos"(PJM). A mediados de agosto comenzó a reducirse el número de hospitalizados 209
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