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res; la única novedad, el definidor 4º, P. Ildefonso de Ciáurriz; continúa como rnin. prov. el P. Ladislao de Yábar; y como definidor primero el P. Ignacio de Pamplona, cuyo nombramiento de guardián y rector del Colegio de Lecároz PJM considera paradoja. El 16 de octubre presentó sus credenciales y la tabla de familias. Faltaban de la de Lecároz, "nada menos que veinte Padres y tres Hermanos; de bs Pa– dres, ¡ 17 profesores!". "Según los Superiores", añade el mismo comunicante, debióse esta purga a presión de los militares. A lo que no se dio crédito en Lecároz. Formata par– te de la Junta de Defensa el coronel de Estado Mayor, D. Federico Mot:'.taner, amigo y admirador de su profesorado. Y a Burgos recurrieron amigos ;:;omu– nes, para conjurar la tempestad. La Junta Nacional de Defensa delegó en el di– rector del Instituto de Pamplona, D. José Berasáin, la tarea informativa. Nada podía sorprender al Sr. Berasáin, que desde años atrás estaba muy relaci:::mado con el Colegio; no obstante, por cumplir órdenes, se presentó en Lecároz los días 25 y 26 de octubre, fecha esta últma en que el definidor general, P. Car– melo de hurgoyen, viajó a Burgos a entrevistarse, al parecer, con el mismo co– ronel Montaner, que tampoco le era extraño. Lástima que aquella voz común que oí en el propio Colegio de Lecároz, luego de acabada la guerra, no se halle registrada sino en publicaciones ciegan:ente tendenciosas: que se indignó sobre– manera el pundonoroso coronel de Estado Mayor cuando llegó a sus oídos que se achacaba a los militares la escarda hecha en el plantel lecarocense. No fue ningún militar el que se presentó al vice rector, P. Dámaso de Eli– zondo, a indicarle que era necesario prescindir de unos cuantos profesores nacionalistas 75 • Fue un militar, el coronel Beorlegui, quien, enojado por el proceder de algunos frailes capuchinos de Fuente:rnbía durante los primeros días de la guerra, m:1ndó registrar el convento (a vista del min. prov. "con toda cl:1se de atenciones"), ocuparlo militarmente y ;:;onducir a Pamplona, en calidad de de– tenidos, a sus moradores. Celebrado el proceso, la Autoridad Militar se dio por satisfecha con las disposiciones acordadas por el P. Carmelo y el definitorio provincial7 6 • Y lo que valió para los religiosos de Fuenterrabía se aplicó en los ie Le– cároz: libertad de traslados, llámense destierros, en ciertos casos. El P. Ignacio Mª de Aldaz, al cabo de 36 años de permanencia en Lecá– roz como profesor (12 años también de prefecto espiritual) a San Sebastián. Los PP. Rafael de Alegría (prof. y vigilante) y Ladislao de San Sebastián, a Se– villa (muy bien acogidos todos, dentro y fuera de las provincias norteña3). PP. Dámaso de Elizondo (como rector de Euskal Echea), Jorge de Riezu y Emilia– no de Andoáin (32 años prof. y muchos director de música y de teatro) y To– más de Larráinzar (36 años prof.) a Llavallol (Argentina). Con ellos embarcan en Lisboa. el 18 de noviembre, los PP. Leandro de Sesma y Elías Labian,), des– tinados a a Escuela Seráfica de O'Higgins. Los PP. Hilario y Agustín Olazarán 75. P. Dámaso de Elizondo al min. prov. P. Ladislao de Yábar; Lecároz, 9 de agnsto de 1936: Ap, Lecároz-3. 76. RUFINO GRANDEZ, "El asunto vasco", p. 52, nota 103. 203
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