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Fuenterrabía y Lecároz y evitar la expulsión de algunos religiosos de aquella fraternidad. El mismo año tuvo que intervenir el min. prov. para desvirtuar cier– tas imprudencias políticas de algunos misioneros en Filipinas. En 1929, exacerbación secesionista que, mediante un miembro de otra Or– den religiosa, invade el ámbito de la misma Congregación de Religioso~ con la ambiciosa esperanza de formar la provincia cántabra, hasta Ribadeo o hasta el Miño. El propio P. Melchor de Benista, min. gral., intervino directamente o por medio del respectivo min. prov. y logró apaciguar aquellas apetencias perturbadoras 74 • Enigma Permanente El 18 de julio de 1936 es una fecha trascendental en la historia de Espa– ña; de valoración contradictoria, nunca nula ni insignificante. Hoy suele desig– narse como el comienzo de "la guerra civil". Aquel día, y el siguiente 19, do– mingo, de julio y durante muchos otros días y meses para una parte del pueblo levantado en armas fue el lábaro de una auténtica Cruzada contra los sin Dios y la espada enhiesta del Cid contra los enemigos de la patria España. El con– tubernio rojo separatista se troqueló inmediatamente como expresión poco recomendable. Mi padre, que por no oler a pólvora, no había cebado ni un cohete en su vida, arrebatado por el espíritu de Cruzada, pareció olvidarse de la mujer y de de los cinco hijos que dejaba en casa. Amigos de la familia lograron disuadirle cuando estaba a punto de pisar el umbral de la Junta de Guerra Carlista. Se le fue voluntario el hijo mayor. Y como éste, fueron muchos navarros los que se ofrecieron al General Mola "por Dios y por España". Es absolutamente nece– sario evocar el tenso clima hispano religioso de aquellos días, en un ambiente que me tocó vivir, para explicarse ciertos procederes difícilmente admisibles en circunstancias normales. Y no aludo a los más graves, que pronto susdtaron protestas; pues, como solía repetir mi padre, el muerto es el único que no ad– mite enmienda. El día 4 de agosto se acogían a la hospitalidad del Colegio de Lectroz 16 heridos, víctimas de los frentes de Oyarzun y de Irún; fueron a lo largo de aquel mes, 116, que sumaron l. 138 estancias. El P. Dámaso de Elizondo, luego del despiste del P. Ladislao de San Se– bastián con su "¡Kristau maitea, Pakea!" que pudo haberle costado muy caro, creyó prudente, y supongo que franciscano, ofrecer a la Junta de Guerra de Na– varra un albergue de urgencia, que se aceptó sin vacilar, pues no eran su:'iecien– tes ni bien dotados los de las inmediaciones. Durante el mes de septiem-:>re pa– saron 452 heridos con un total de 1.952 estancias; y en la primera quincena de octubre, 108 heridos con 2.187 estancias o días de permanencia total. Hubo re– quetés, falangistas, legionarios, soldados de los cuarteles de América y de Sici– lia (Pamplona); en total, 676 hospitalizados, 10 de los cuales repetidores. Mu– rieron cuatro: un guardia civil (cabo) el capitán Jalón y dos legionarios. La in- 74. Pamplona, 9 de abril de 1935: P. Ildefonso de Ciaúrriz al Min. Gral. Vigilio de Vals– tagna; informe que se completa con algunas notas inexcusables: AP, C.G. 201
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