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metió a recibir a los familiares de los colegiales y de los religiosos y a todas aquellas otras personas que le indicare el Rdmo., así como a los demandaderos de las monjas. Forman el inventario, que con el P. Llevaneras suscriben D. Joaquín y Dª Nicolasa, 14 camas de hierro con sus jergones de muelle y 19 colchones; 14 mesillas de noche, provistas de porcelana, 14 pilas de agua bendita, 26 mantas y 26 almohadas, 41 sábanas, múltiples colgadores, bancos, perchas, cepillos de calzado, sillas y abundante batería de cocina. Se fijan tres tarifas: mesa de 1 ª, cuesta 6 ptas. diarias, que se distribuyen entre el desayuno de chocolate o café con leche (0,50); y la comida de sopa, cocido, tres principios, vino, postre, vino generoso, galletas y café. Mesa de 2ª: cuesta 4'50 ptas diarias: desayuno (0'50); comida de sopa, cocido, dos princi– pios, vino, postres y café (2 ptas); cena (1,25); cama (0,75). Mesa de 3ª; día com– pleto, 2,50, pero un solo principio en la comida y sin café. Tiene Dª Nicolasa de ayudante a Dª Josefa Martina Ormat, mujer habi– tuada a tratar con los huéspedes, porque está desde que se habilitó la casa, a su servicio. Nada habrán de pagar a la administración colegial ni por el mobi– liario ni por los gastos de .luz eléctrica, sino únicamente por las bombillas que se fundieren. En 1908 Dª Nicolasa traspasa la administración a D. Ignacio Loinaz, pre– vio inventario que, con el librador y el librado, firma el nuevo rector, P. Ber– nardo de Artica, el día 13 de septiembre en Lecároz. Entre el ajuar, hay piezas hoy extrañas como las 8 fuentes y los dos azucareros de piedra y las tijeras de boj para la ensalada; no falta el rallador de chocolate, ni libros de piedad, como Faber, Kempis, Sardá y Salvany... Todo valorado en 6.433,75 pesetas. La señora Ormat pasó en febrero de 1909 al servicio del señor párroco de Garzáin. El 30 de julio de 1920, siendo rector el P. Eusebio de Azpilcueta, "se levantó la casa", que se arrendó por 500 pesetas anuales a la cooperativa "Garzáin- Lecároz". Se cerró la hospedería, mas no el hospedaje, aunque se re– dujeron los tiempos y la clientela. Hasta el verano del 36 constituyó grato acon– tecimiento la visita de ex colegiales, principalmente universitarios (apenas me– dia docena, rara vez docena y media) que brindaban a sus antiguos profesores las primicias de sus nuevas experiencias. No entran en la cuenta las competi– ciones deportivas. A lo largo del año visitan otros ex colegiales. Por agosto de 1921 se proyectó abrir en la tapia del Colegio una ventana, con marco y peana de aluminio, "al lado de los pinos" para la llamada sopa boba o pitanza que se distribuía entre los pobres y hasta se acordó construir un cubierto para guarecerlos del sol y de la lluvia. Debieron de recibirse tales informes respecto de la calaña de dichos comensales, durante el verano, que se cerró definitivamente la ventana y la olla 26 • 26. En "La Avalancha" (Pamplona, 1902), p. 166 se publicó grabado de la " hospedería de afuera" según apunte a pluma de D. Francisco Echenique Anchorena. Escribió el "cofundador"(!) D. Joaquín Jiménez que compró esas dos casas del puente de Echarri para eliminar las tabernas que en ellas había y establecer una casa de alojamiento para los familiares de colegiales y de religiosos que vinieran a visitarles. Las compró (sin omitir el su– jeto) el P. Llevaneras: ACL, A-8. 158
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