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de electricidad; la instalación de central telefónica (oferta de 30 de agosto de 1916) en sustitución del teléfono que en 1908 había gestionado en Madrid el P. Berardo de Cieza; la comparecencia en juicio por el carpintero Francisco Olaechea, de Irurita, que se accidentó con la máquina, l!amada "garlc,pa"; el afecto de sus subordinados, que celebraron como un triunfo su promoción al provincialato (13 de julio 1918), etc. ere. (CE 12; ACL, K-29, Ha-4, F-54). Sexenio rectoral del P. Eusebio Mª de Azpilcueta (julio 1918-julio 1924) 1.1.Promoción cultural Tuvo este P. Eusebio (distinto, como es de suponer, del Pater Eusebius de Echalar) una acertada iniciativa, que merece la pena aprovechar: en vísperas de dejar el mando (7 de julio de 1924) emborronó unas cuartillas no con pin– celadas de su actuación personal, sino del simple discurrir de la vida colegial durante su gobierno. Extrañamente omite toda refere:.1cia a ciertos acontecimientos como el có– lera del 18 o como la aparición de la señorial revista LECAROZ, esmalte del Colegio y de la AAA. Encarece en cambio con especial énfasis el desempeño de sus más inme– diatos colaboradores: P. José Miguel de Aldaz, cuyo nombramiento como Pre– fecto de Disciplina fue acogido con general aplauso de los veteranos; P. Cala– sanz de Urdax, al que atribuye el Rec:or, P. Eusebio, reformas importantes, en su calidad de Prefecto de Estudios, et: el plan de enseñanza; y P. Pedro Mª de Leiza, vicario y administrador, a punto de naufragio económico, los años de 20 y 21, entre Scylla y Caribdis. No menciona al "Prefecto de las cosas espiritua– les", P. Ignacio Mª de Aldaz, nunca ruidoso, pero siempre recordado con gra– titud por los que le conocieron. Obra de los PP. José Miguel y Calasanz, el REGLAMENTO de califica– ciones o notas mensuales, con su tabla disciplinar. Se tomó como principio in– tensificar la vigilancia con el fin de reducir los castigos. Durante el rectorado del P. Beriáin, 20 profesores habían propuesto algo semejante, con la Edición de que, antes de aplicar sanción ninguna precediera la amonestación en priva– do, "para que no siga en aumento el malestar que se nota en el Colegio". Y hasta se habían comprometido algunos de los firmantes a descargar al P. de D., Pedro de Leiza 16 • Fue sin embargo el omnipresente P. José Miguel quien, se– gún testimonio del Rector Azpilicueta, triunfó en la demanda por haber 3abido concertar el orden con la libertad. Dícese que nunca castigó por humillar y que en sus años de ejercicio no provocó n~ un solo resentido. Del P. Calasanz se elogia su tesén en el aprovechamiento del tiem¡:o "los días de estudio y clase". Desconozco d horario. Por voluntad de los 20 f.rman– tes se impuso la clase dominical obliga:oria de Religión, que solía explicarse an– tes de la misa mayor (también obligatoria para todos los colegiales). Se termina 16. P. José de Lesaca presenta al entoJces rector, P. Joaquín de Beriáin, diversas refor– mas, que encabezó el sucesor en el rectorado, r. Eusebio de Azpilcueta, 22 de agosto de 1916: ACL, C.E. (12); las proposiciones presentadas, con las firmas rubricadas, en ACL, H-16. 147

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