BCCCAP00000000000000000000191
Se aprobará el REGLAMENTO del P. Artica por el definitorio ?rovin– cial, previos retoques y adiciones. Y se titula simplemente REGLAMENTO In– terno del Colegio de Nuestra Señora del Buen Consejo. 1.2. Extraña comisión Entre una y otra fecha; la de entrega del original por el P. Artica y la de su aprobación (interina) ocurre un hecho singular. Si no quedaba en Lecároz rescoldo de resentimiento, quedaba por extinguirse el de la desconfianza. Llegó al convento de Fuenterrabía el sucesor del P. Andermatt en el generalab de la Orden: el Rdmo. P. Pacífico de Sejano. En ausencia del rector, P. Bernardo de Artica, pero con su beneplácito, reúne el P. Beriáin al profesorado y les invita a entrevistarse con el P. General, "para cumplir su deseo, tantas veces rr:.anifes– tado, de que se establecieran respecto al Colegio algunas bases que fueran ga– rantías suficientes de su estabilidad y esplendor". En votación secreta resultaron comisionados, con general sorpresa, los PP. Roque y José Miguel, y aunque el vicario, P. Beriáin, no gustara de tales procedimientos, los dejó marchar. Extrañó no poco el P. Iroz, min. prov., la presencia en Fuenterr2.bía de unos "comisionados de Lecároz" para entrevistarse con el P. General; puesto que, cuando se presentó a los profesores para informarse sobre los problemas del Colegio, apenas hubo dos o tres que le hicieran alguna insinuación. Eso no obstante nada les dijo en Fuenterrabía y les dejó obrar. Comenzaron por expresar su decepción al no haber recibido la viE.ita del P. General; de los que pretendió excusarse con reconocerles plena libertad para escribirle a Roma; que él guardaría riguroso secreto. Y que tenía el mismJ afec– to a los que se estaban dedicando a la enseñanza que a los de los otros minis– terios. Y aunque no era partidario de colegios en España, ni en Francia. ni en Italia, su ilusión respecto del colegio de Lecároz se cifraba en que día a día se afirmara su renombre. Cuando le preguntaron si celebraría que desapar:::ciera, " sin que ello resultara desdoro para la Orden", eludió comprometerse. Y les sugirió que aprovechasen el paso de su antiguo compañero de fatigas y actual secretario general, P. Fernando Olmedo de Santiago, para explayarse abierta– mente con él, que todo se lo había de referir punto por punto. Entendió el Rdmo. P. Sejano que se le había planteado el problema del REGLAMENTO. Preguntó al min prov si se les daba bien de comer. A lo que respondió que sobre el particular no había queja y que se disponía de lll1 RE– GLAMENTO aprobado. Túvose la misión por fracasada, salvo en la licencia para escribir a Roma cuanto se pensara y deseara. Hubo quienes sugirieron respuesta inmediata. Fre– nóles el P. Beriáin hasta el regreso del P. Rector, dada la trascendencia de aque– lla iniciativa. Tanto más cuanto que le parecía que los delegados se habían ex– cedido en su misión. Informa a continuación el P. Beriáin al min. prov., Antonio de Iroz, que sin noticia suya ni del rector se había expedido un pliego al P. General, aquel pliego sin fecha ni firmas a que me referí en "La herencia del P. Llevaneras" y que comienza: "Para prevenir acontecimientos posibles en el futuro, d:1do el caso que viniera una Definición poco partidaria del esplendor de los estudios de este Colegio de Lecároz, el M.R.P. Rector y todo el pro.:'esorado desean ele- 135
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz