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malidad: 27 sobresalientes, 57 notables, 149 aprobados, 14 suspensos (21-23 de junio de 1909). Exámenes brillantísimos en Vitoria, anota el cronista P. Emiliano. Preocupóse asimismo el P. Artica por los títulos universitarios. Propone al P. José Antonio cursar Filosofía y Letras; cuando le objeta que para conse– guir la licenciatura tendrá que acudir a la Universidad, replica el P. Bernardo: "esto no puede ser, porque aquí hace falta para dar lecciones de piano". Tam– poco prospera la candidatura del P. Fortunato, profesor y previsto vigilante. So– lamente el P. Joaquín de Beriáin, prefecto de disciplina y vicario, dispuesto a sacrificar las vacaciones de verano y levantarse a las dos de la mañana para es– tudiar, se arredra con la Licenciatura en Filosofía, cuyo título consigue tras los exámenes septembrinos de 1909, 1910, 1911, en la universidad de Salamanca. ¿Qué mucho que pidiera el cese (que no se le concedió) al cabo de cinco años de vigilante (cuando los colegiales no pasaban las vacaciones en sus casas), más otros tres de prefecto de disciplina? 3 El min. prov., Antonio de Iroz, le convoca a consulta: aunque no haya variado substancialmente la marcha del Colegio, su forma de gobierno ha de ser menos personalista, más sujeta a un REGLAMENTO. Responde el P. Be– riáin que el vigente se reduce a unas cuantas advertencias de buena conducta, se lee a los muchachos varias veces al año y que debe de ser el que califica el P. Bernardo de Azpilcueta como "Reglamento de los Colegiales", en que se les inculca el respeto que han de tener a los profesores, religiosos, etc. El rector, P. Bernardo de Artica, (pese al trancazo o antes de que le apa– bullase) redactó un REGLAMENTO DEL COLEGIO SERAFICO DE LE– CAROZ, fechado el 5 de diciembre de 1909. Su homónimo, el P. Bernardo de Azpilcueta, lo apreció como "muy bueno" y muy acertado especialmente en ha– ber introducido el cargo de "Prefecto de las cosas espirituales", que debería cui– darse no sólo de los actos de piedad y de religión, sino de las conferencias do– minicales al Colegio, encomendadas hasta ahora al prefecto de disciplina. Aprue– ba la lectura semanal de las calificaciones con castigos que sean de privación de paseos o de recreos y con premios, según los casos; y propone que al final de cada curso se imprima una memoria del mismo. Muy atinada disposición la de reunirse vigilantes con el prefecto, "que nunca ha tenido lugar aquí". Concuerda el P. José Miguel de Aldaz en la lectura de notas semanales, ''cosa que aquí no se practica" y su envío inmediato a las familias y no el pro– medio mensual. Castigo de los díscolos y holgazanes y premio de los bien por– tados y estudiosos. "Y no como hasta ahora, que los colegiales se ríen de las notas semanales". Conviene asimismo con el P. Bernardo en la necesidad de un "Prefecto de las cosas espirituales", que corrija la rutina y frialdad en los rezos y actos de culto. Y que el prefecto de disciplina no haya de ser el prin– cipal director espiritual de los alumnos 4 • 3. P. Joaquín de Beriáin al min. prov., P. Antonio de Iroz, desde Salamanca (s.f.) sept 1909; Lecároz, 13 de julio 1910: AP, Lecároz-3 y AP, C/N, 1907... Crónica P. Emiliano (C. E.), cuaderno (7), 19 sept. 191O y (8) 22 sept. 1911. 4. PP. Bernardo de Azpilcueta y José Miguel de Aldaz; Lecároz, 10 de enero 1910: AP, Lec. l. 134
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