BCCCAP00000000000000000000191
provinciales y con las normas existentes y se dispone que ninguno de ellos po– drá mudar su residencia actual sin las correspondientes letras obedienciales. Que– dan incardinados al D.N. los PP. Joaquín de Llevaneras, Bernardo de Artica, Berardo de Cieza, Vicente de Peralta, Eusebio de Echalar, con los hermanos legos Fr. Antonio de Sasamón, Bernardo de Zugarramurdi, Nicolás de Muniáin, Toribio de Ibero, Alejo de Muru Astráin, Guillermo de Alcoz, Dámaso de Biurrun, Juan de Artázcoz, lndalecio de Yidaurre y Manuel de Arizcun. No por esta redistribución del personal mengua la familia religiosa de Le– cároz, pues aunque algunos como los hermanos Zuza(PP. Tomás y Ramón de Estella) se resolvieran por pasarse a la provincia capuchina de Navarra y otros, como los PP. Eusebio de Azpilcueta y Ricardo Torres, fueran destinados a la residencia de Manila, llegó un refuerzo de El Pardo y otro del Colegio Seráfi– co, con la reapertura del Noviciado, cerrado durante al curso de 1903 a 1904, período en que el P. Bernardo de Artica hubo de residir en El Pardo, con el fin de serenar a sus inquietos teólogos. Personal religioso del convento-colegio de Lecároz, en 25 de febrero de 1904: 84, número integrado por 11 sacerdotes, 23 coristas, 39 hnos. legos y 11 aspirantes; el total del D.N., era de 169. Por el decreto de 9 de marzo de 1904, se señala la filiación de Castilla y Navarra a 47 religiosos (2 más a Cataluña). Se respetan alegaciones. Viernes, 10 de mar– zo de 1905: 90 de comunidad, compuesta por 21 sacerdotes, 9 coristas profe– sos, 1 sacerdote novicio, 11 coristas novicios, 1 corista postulante; 30 hermanos legos profesos, 16 aspirantes y un postulante; al cuidado de los colegiales, sin contar profesorado y vigilantes, 9 hermanos legos profesos y seis futuros. (Cie– za, Crónica E) /Incorporados 6 misacantanos; no removido ningún Hno. lego. Entre los años tres al cinco se presentan dos fenómenos antitéticos, que provocan análogo efecto. En 1903, los superiores mayores reclaman la integra– ción en sus respectivas provincias, de los religiosos que dicen pertenecer a ellas por la fecha de su profesión; inquietud consiguiente en el D.N. por temor al descaecimiento. En 1905 han culminado en el D .N tantas vocaciones que co– mienza a estremecer la inquietud por la necesidad de espacio vital; inquietud que se decanta en una determinada dirección: provincia independiente, con terri– torios no ocupados. Cuando el Definitorio General accede a las peticiones de los superiores provinciales, el P. Llevaneras presenta la dimisión de su cargo. Alega fatiga de 24 años de pesada carga, desde que León XIII le nombró Comisario Apostó– lico de los capuchinos en España, el 8 de marzo de 1881, cuando apenas con– taba 29 años de edad. Por su iniciativa y personal esfuerzo se logró la adhesión y directa depen– dencia española de la Curia Generalicia; en premio (y no por nepotismo) se le dio el cargo de superior de la única provincia capuchina de España, hasta el 18 de diciembre de 1889, en que se le redujo al provincialato de la Castilla con la procura del Distrito Nullius (D.N). Fundó, durante su gobierno peninsular, los conventos y residencias de León, Barcelona, Bilbao, Olot, Valencia, Ollería, Sarriá, Sevilla, Lecároz, Madrid; tomó a su cuenta el convento de Orihuela, ca– beza de la nueva provincia de Toledo; y recuperó el convento de El Pardo. Fundó asimismo las misiones de Colombia, Ecuador (Esmeraldas), Vene– zuela, y Chile; y, con el privilegio de exención del servicio militar en favor de los expedicionarios, las de Carolinas Occidentales, Palaos y Filipinas. 98
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz