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-61- CAPITULO V Cómo se alimenta una vocación Misional .1. 0 Ni Dios ni la naturaleza obran a saltos.-2. 0 La piedad del aspirante a misionero.-3. 0 La enmienda de los propios defectos.-4. 0 Un pre– juicio dañoso. 1. 0 Ni Dios ni la naturaleza obran a saltos. Ni la naturaleza, ni la gracia acostumbran a obrar por saltos. Y i:isí vemos que la educación religiosa de los Apóstoles no se hizo en un día, sino que fué recibiendo del Divino Maestro un desarrollo normal y progresivo. Lo mismo acontece en toda clase de vocaciones. Cuando pone sus ojos sobre un alma y dice: esta alma me ayudará a realizar mis designios en el mundo, es decir, cuando Dios suscita un apóstol, .no quiere de– cir esto, que lo haga inmediatamente perfecto. Lavo– cación misional, como todas las cosas, tiene necesidad de alimentarse de continuo para crecer, sin lo cual se agotaría y moriría aún en plena primavera de formación. Los alimentos necesarios para una 'vocacióri misional son principalmente dos, la piedad y la enmienda de los propios defectos. 2. 0 La piedad del aspirante a misionero.-En cuanto a la piedad, podemos dirigir al aspirante a mi-
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