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-50- CAPITULO III El primer escrúpulo del Misionero. ¿Soy yo verdaderamente llamado de Dios? 1. 0 Uno de los mayores tormentos del aspirante a misiones.-2. 0 Una cuestión que hace a nues– tro caso.-3. 0 Todo sacerdote es también mi– sionero.-4. 0 ¡Fuera el miedo! 1. 0 Uno de los mayores tormentos del aspi– rante a mísíones.-Uno de los mayores tormentos del que aspira a ser misionero y que lo incapacita para to– mar una resolución seria y definitiva es el pensar que su vocación puede ser un capricho de su fantasía o una astucia del demonio. De aquí que esté siempre pre– guntándose: «¿Soy verdaderamente llamado de Dios? La mayor parte de las vocaciones misionales atra– viesan durante el primer periodo más o menos largo de su formación por esta noche oscura de dudas y temo– res, y todos desearíamos que nos llamasen personal– te a cada uno, o al menos que una voz interior nos ga– rantizase la autenticidad de nuestro llamamiento divino. Pues bien, yo te digo, mi joven aspirante, que no se necesita semejante cosa para estar tranquilo. L& vo– cación no es ni un problema de matemáticas, ni un ex– perimento de Física, sino una voz íntima, una inclina-

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