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-325- tad y de amor al sacrificio, se puede ser siempre útil para algo, aun poseyendo una constitución débil y en– fermiza.» A estas tan justas reflexiones debo yo añadir, pa– ra ho desmoralizar a las religiosas misioneras que se encuentren en este caso, que una religiosa enferma pue– de desde otro punto de vista tener mayores facilida– des para curarse, que un misionero, ya que ella, vi– viendo siempre en su casa, se encuentra rodeada de la solicitud y el cariñoso cuidado de sus hermanas, co– sas con las cuales, rto puede contar siempre el misio– nero. Por lo demás, la religiosa que viéndose delicada de salud aspira sin embargo a ser misionera, no debe desesperar del todo. Ruegue mucho a Dios, pida con– sejo a personas prudentes y haga después lo que et Se– ñor le inspire. 4. Qué hace una religiasa en misiones.-Y ¿qué hace una religiosa en misiones? es decir ¿qué ser– vicio puede prestar una misionera a la santa causa del Apostolado? Muchos. La religiosa posee tanto o más que el mi– sionero la admirable facultad de adaptación. Se encuen– tra perfectamente bien lo mismo en la zona tórrida de. calores abrasadores, como bajó el cielo helado de los polos; tanto entre los pueblos civilizados, como en los países infieles; igual sobre el campo de batalla, que a 1a sombra pacífica de un convento.
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