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-324- sional. Con frecuencia ignoran lo que al otro lado de los mares les espera y lo poco que saben o se figuran no responde muchas veces a la realidad. Otra de las cosas más importantes para la religiosa misionera es la salud. También en este punto el misio– nero se encuentra en mejores condiciones que la reii– giosa, ya que él puede, en caso de necesidad, cambiar más facilmente de lugar y de clima, mientras que la re– ligiosa misionera, una vez que cae enferma, tiene que permanecer generalmente donde está, pues los viajes y permanencia en un lugar llevan para ella muchos más compromisos que para un misionero. Los caminos son en las misiones demasiado incómodos para una mujer enferma y las casas a las cuales pueden trasladarse son de ordinario pocas y separadas por distancias enormes y casi inaccesibles. Respecto a este punto tan importante de la salud en una misionera, he aquí las observaciones, que me hizo una persona muy competente y experimentada, a la cual dejé por precaución el manuscrito de este capí– tulo. «Hay muchas aspirantes delicadas de salud, pero de muy buen espíritu, que cuidándolas un poco podrían hacer mucho bien en las misiones. Es de temer que es– tas religiosas al leer el capítulo, que S. R. ha escrito se acobarden y en consecuencia se abstengan de pedir el ser misioneras, para no dificultar la buena marcha de una misión sirviendo de peso en la misma. En casi to– das las misiones se está tan bien como en Italia y aun en aquellas en que domina la malaria, el tifus y otras enfermedades infecciosas, con un poco de buena volun-

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