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-319 - Las cartas y escritos. imprudentes y poco caritativos; las lenguas fáciles en traer y llevar cuentos y chismes de otros; los misioneros que por alagar a sus Superio– res, de quienes se tien~ por amigos, o por la ambición oculta de escalar puestos más honoríficos, para los cua– les muchas veces no tienen otras aptitudes, escriben cartas por todas partes demostrando la lígereza de su lengua y de su juicio, pueden causar a una comunidad o a una misión más daño que todos los herejes y demo– nios juntos y los Superiores en vez de escucharlos, de– ben severamente reprenderlos y hasta apartarlos de la misión si no se enmiendan, pues son un peligro cons– tante para la paz, la unión y la mutua confianza, ya que no hacen sino sembrar recelos y divisiones donde quiera que se encuentran. ¡Ojalá no hubiéramos visto casos verdaderamente lamentables! El que no sabe ca– llar y tener caridad con sus compañeros y cristianos, no merece el nombre de misionero, cuyo distintivo debe ser siempre el amor de Dios y del prójimo.