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-318- cer ni en el cuarto, ni en la mesa, a la que sientas a tu huesped. Y si éste es de aquellos que abusan de la hos– pitalidad en cuanto a sus exigencias o en cuanto al tiem– po, podrás con buenos modos unir el buen trato con tu amor al horario y a las obligaciones que tienes, rogán– dole que disponga a su gusto de todas tus cosas y que no se ofenda ni tome a mal el que no puedas acompa– ñarlo como quisieras. Así tu hospitalidad se hace agradable y al mismo tiempo habrás dado a tu huesped una lección de buen ejemplo. 6. 0 ¡ Cuidado con la pluma!-Y ahora, mi querido hermano, quisiera grabar con letras de fuego en tu co– razón lo que voy a decirte. Para mantener la concordia y buena armonía entre compañeros, es de absoluta ne– cesidad poner mucha atención en lo que se escribe y en el modo como se escribe. Ciertamente que no vale la pena de fatigarse, ni de fatigar a los cursores o portado– res de correspondencia, para meter en la casa de otro compañero con una carta, la ofensa, la discordia, la murmuración y los cuentos. Si sientes que tu pluma es– tá acerada, si el tintero en vez de tinta notas que tiene hiel, babas, veneno, no los toques y deja para otro día el escribir. En la duda de si tu carta o tu escrito serán o no ofensivos para otra persona, ponlos ante el Taber– náculo o al pie de tu crucifijo y espera a que Jesús le ponga su visto bueno. Y si te das cuenta de que Jesús no quiere ponerlo, toma, rompe y vuelve a escribir.
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