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-298- tierra de una buena educación cristiana, recibida en la niñez. Hemos ya hablado en otro lugar de las normas que deben regular las relaciones entre el misionero !Y sus maestros y catequistas. Por otra parte cada misión tie– ne las suyas y a ellas hay que someterse para que todo marche bien. A nosotros sólo nos toca tener mucho ce– lo y una continua vigilancia, sin las cuales esos tan pre– ciosos elementos podrían llegar a ser inútiles y aun da– ñosos. 2. 0 El misionero abogado y juez.-Otro de los medios indirectos de Apostolado, del cual sin embargo te aconsejo ·que no uses sino raramente al principio, y aun después lo menos posible, es el interesarte y aun intervenir en 1os asuntos materiales de tus cristianos. En tierras de misión el misionero acumula casi siempre en su persona los oficios de sacerdote, de pa• dre, de apóstol, de juez, de conciliador y defensor de los oprimidos y es difícil desempeñar semejantes oficios sin perder un poco del propio prestigio y sin renunciar a veces a gran parte de los privilegios, que todos le reconocen. Lu situación en que un misionero se encuen– tra, es algo así como un mecanismo complicado, en el cual interviene las más de las veces por medio de sus súbditos; pero no faltan ocasiones en que se ve obliga– do a intervenir él mismo personalmente, haciendo de juez_,en los litigios que se suscitan. La cosa, como pue– des comprender, no deja de presentar sus peligros y por eso voy a permitirme el darte algunos consejos.

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