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-297- diante el bautismo, muchos nifios paganos y te librarán de intervenir personalmente en las frecuentes y enojo– sas cuestioncíllas que nacen entre los mismos cristianos o entre cristianos y paganos. Un buen catequista es un verdadero tesoro, pero tesoro que por desgracia no se encuentra con facilidad. Después de los catequistas debes tener interés por las escuelas.. San Francisco Xavier a cada cristiandad que fun– daba, dotaba también de escuela. «Después de la admi– nistración del bautismo-escribía el Santo-nada de ma– yor importancia que la instrucción de los ttifios. Que ca– da aldea tenga asegurado su maestro.» (« Vie ... etc.) (1) También tú, oh joven misionero, debes tener en gran aprecio la escuela e interesarte cuanto puedas por la educación cristiana de los niños. Permanece con fre– cuencia en medio de ellos; condúcelos a Jesús; hazlos pequeños apóstoles de sus familias. Las buenas impre– siones que de tí y de tus palabras reciban en su tierna edad, no las olvidarán jamás y serán para muchos de ellos el único medio de perseverar en el bien. Y ¡cuántas vocaciones al sacerdocio no germinaron en la (1) Es curioso conocer cómo pagaba ei Santo a toda la tur– ba de maestros que tenia. El mismo nos dice en una carta de agra• decimiento dirigida a la Reina de Portugal: "Mis pequeños cristia– nos, hijos y nietos de los paganos educados cristianamente, gra– cias a la generosidad de Vuestra Magestad, os harán escarpines. mucho mejores y más seguros que los otros, para caminar por el cámíno del cielo.»-Es de saber que el Santo recibía del Gobier•· no de la India 4000 francos, que primero se mand,,ban a la Reina de Portugal, para que de ellos se proveyese de pantuflas y zapa– tos. Y a eso es a lo que se refiere el Santo.

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