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-294- piedras o a lo largo del camino o entre zarzas, siempre habrá otras, que caerán sobre buen terreno y produci• rán a su tiempo el fruto deseado. Esto, más que a otra clase de predicación, se refiere naturalmente a la pre– dicacion entre infieles, ya que el predicar a los pueblos cristianos es un deber inherente al ministerio sacerdotal y no se puede faltar a él sin más o.menos culpa. 4. 0 Algunos consejos prácticos respecto a la predicación.-Viniendo ahora a los consejos prácticos hemos de decir, que para poder predicar bien, se nece– sita ante todo conocer la lengua de las gentes a las cua– les se ha de predicar. El don de lenguas es un milagro que Dios no lo hace sino excepcionalmente y sólo cuan– do a El le place. Obligación nuestra es por lo tanto es– tudiar bien la lengua con todo el interés y diligencia de que seamos capaces 'y al lado de esto irnos enterando con exactitud y hasta en sus menores f detalles de ;Jos errores que padecen en materia religiosa y proveerse de libros que los expongan y refuten. Recuerda, oh jo– ven apóstol, que tu misión es divina y que por lo ,tanto tu palabra debe ser palabra de Dios, que persuada y convierta a las almas. Además ten cuidado en no exagerar, ni disminuir, ni disfrazar la verdad, ni en sí misma, ni en el modo de exponerla, a fin de que no te hagas responsable, por agradar a tus oyentes, de aquellas palabras de la Escri– tura: «Diminutae sunt veritates a filiis hominum.»

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