BCCCAP00000000000000000000185
-281 - en nuestro derredor, ni cerrar los ojos a 1a realidad de las cosas y de los acontecimientos; ni tampoco consiste el optimismo en decir que todo va bien, ni en ser débil ante el mal y no tener el valor de vituperarlo cuando es necesario hacerlo. No: todo esto sería un falso optimis– mo y el que así lo fuera no tardaría en chocar con la realidad, viendo desvanecerse, como por encanto, 1a nube de sus mentidas ilusiones, y tanto mayor y más amargo sería su desengaño, cuanto más fuera de la rea– lidad hubiera vivido. Además, tal optimismo sería un grave defecto en el misionero, que es, por vocación, pastor de almas. Un pastor tiene la obligación estrechísima de estar bien in– formado de todo lo que atañe a la vida moral y mate– rial del rebaño, que se le ha confiado. No debe ser un enojoso inquisidor, ni un curioso impertinente de vidas ajenas; pero tampoco debe encerrarse de tal modo en su casa o en su capilla, que ignore en absoluto lo que pasa en su cristiandad, sino que debe tener bien abier– tas las puertas y ventanas de su residencia. «Ser optimista quiere decir descubrir en el mal la parte de bien que nunca falta; no ser esclavos de preo– cupaciones y prejuicios de casta, que nos harían consi– derar como imnorales y malvados a todos los que no obran, ni piensan como nosotros; no ver por todas partes nubes negras, sin un ribete de luz; descubrir, bajo apa– riencias rudas y groseras, la existencia escondida de Jesús en las almas de los paganos y neófitos, como ger– men dormido que no espera para fecundarse sino que llegue el momento propicio. Ser optimista quiere decir emplear en el apostola-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz