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-23- corriente de proselitismo apostólico y de educación misional. Pero lo que para nosotros es más doloroso y lo que debiera llenarnos de vergüenza es que en cues– tión de misiones y misioneros hemos de aprender mucho de los mismos Protestantes. Ellos han sabido crear or– ganizaciones misioneras para todas las edades, para los niños, para los estudiantes, para las mujeres, para los hombres de negocios, en fin, para todos. Su lema es este:» La evangelización del mundo debe hacerla nues– tra generación.» Y lo desarrollan enviando cuantos mi– sioneros pueden, bien provistos de dinero y medios materiales, por todas las partes del mundo en el menor tiempo posible con el fin de que el Evangelio sea predicado por los cristianos de esta generación. Las «Sunday Schools» o Escuelas dominicales tienen por objeto excitar el celo y el entusiasmo por las misiones en los niños y recoger el pequeño óbolo que ofrecen para ayudarlas. Estas escuelas son el complemento de toda Iglesia protestante, como en algunos países lo son los oratorios festivos. La organización de los jóvenes, sobre todo estu– .diantes es todavía más admirable y floreciente. La aso– ciación, fundada en 1886, había ya dado en 1911 a la propáganda protestante muchos miles de misioneros sa– lidos de sus filas. Verdad es que muchos de ellos m·ar– charon atraídos por lo abundante de los sueldos que re– ciben los misioneros, pero esto no impide, el que ganen para el protestanLismo pueblos y regiones enteras. En 1895 se fundó la «Liga internacional de estudiantes cristianos)) a la cual va aneja otra asociación conocida con el nombre de «Movimiento misional de la javen-