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CONST!T, «EX!\'!» Di, CLE,\lENTE \' 2G9 Ite;,1, que «los Frailes que conocieren no poder guardar la Regla espiritualmente deban :r puedan recurrir a sus Ministros»; Item, todo lo que se conti,me en la Regla referente a la forma del hábito tanto de los novicios como de los profesos, y al modo de la recepóón y de la profesión, excepto, cuanto al hábito de los novicios, si a los que los reciben otra cosa s·egún Dios alguna ve-z les pareciere que conviene, como dice la Regla; todo esto ,focimos que se ha de guardar por los Frailes como obligatorio. Además, la Orden comunmente entendió, tiene y tuvo desde antiguo que, dondequiera que en la Regla se encuentra est,c1 !'X– presión: estén obligados, hay fuerza de precepto y como tal lo deben guardar los Frailes. IV.-DE LOS BIENES DE LOS QUE ENTRAN EN LA ORDEN 1. Además, porque el dicho Confesor de Cristo, prescribiendo a los '\Iinistros y a los Frailes el modo que habían de tener y guar– dar con los que se reciben a la Orden, dijo en la Regla que «se guarden los Frailes r sus lVIinistros de ser solícitos de sus bienes temporales, para que libremente hagan de sus cosas lo que les inspirare el Señor>'; y que «tengan licencia los J'rlinistros de enviar los a algunos que teman a Dios, según el conse¡o de los cuales sus bienes sean distribuidos a los pobres», dudaron y dudan muchos Frailes si les será lícito recibir algo de los bienes de los que entran, cuando ellos se lo dan, y si podrán sin culpa inducirlos a que dejen alio a las personas y a los Conventos; y también si los .'.\1inistros o los Frailes deber{m dar consejo para la ,iistr;hución de tales cosas, aun cuando puedan hallarse personas idóneas a quienes en– viar los postulantes. :!, Nos, considerando atentamente habPr sido la intención del Sa1rto ap(ntar ,•special y totalmente con esas palabras a los pro– fesores de su Regla, que él había fundado en extrema pobreza, del afecto a la's cosas temporales de los que entran en la Orden, a fin de que por parte de los Frailes la recepción apareciese santa y purísima, y dP ningún modo se pudiese creer que ambicionaban sus bienes temporales sino tan sólo consagrarlos a ellos mismos al divino servicio; decimos que tantn los l\1inistros como los demás Frailes absolutamente se deben abstener de dichas instigaciones o ¡wrsuasiones para que les den algo, como también de dar con– sejo acerca de la distribución; puestn que para todo esto deben enviarlos a pPrsonas de otro estado temerosas de Dios, y no a los Frailes, a fin de que a todos conste que son celadores constantes y pc 0 rfectos de tan saludable mandato de su Padre. 5. iJ\Ias, como la misma Regla quiere que los que entran en la Orden tengan libertad para hacer de sus cosas lo que el Señor les inspirare, si el que entra quiere darles algo po,r modo de limosna como a los demás pobres, no parece estarles prohibido el recibirlo, consideradas sus necesidades y las moderaciones de la Declaración
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