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CONSTIT. «EXIVI» DE CLEMENTE V 2G7 ------ gelio de nuestro Señor Jesucristo, que firmemente prometimos», se dudó si los Frailes de la misma Orden están obligados por la prof.esión de su Regla tanto a los preceptos como a los consejos del Ernngelio; porque algunos deeían que están obligados a todo, y otros afirmaban que sólo a aquellos tres consejos, es a saber: vivir en obediencia, en castidad y sin propio, y además a las otras ;::osas que en la Regla se ponen con palabras obligatorias. 2. Nos, acerca de este artículo, siguiendo las huellas de nues– tros Predecesores, y exponiéndolo en parte con más claridad, de– cimos que, como cualquier voto determinado deba caer sobre cosa cierta, el que profesa la Regla no puede decirse que esté obligado, en virtud de este voto, a aguellos consejos evangélicos que no se expresan en la Regla. Y consta, ciertamente, que esta fué la intención de San Fran– cisco, autor de la Regla, porque puso en ella algunos consajos evangúlicos dejando otros. Pues si con aquellas palabras: <:La Regla y vida de los Frailes i\Ienores es ésta, etc.» intentase obligarlos a la guarda de todos los consejos evangélicos, superflua y vana– mente expresaría algunos omitiendo los demás. 11.-DE LOS PRECEPTOS DE LA REGLA 1. Siendo propio de la naturaleza del término restrictivo que al excluir lo que le es extraño com:¡irenda todo lo que le pertenece, ,leclaramos y decimos que dichos Frailes, por la profesión de su Regla, no sólo están obligados a aquellos tres votos, pura y abso– lntamente tomados, mas también están obligados a guardar todas aquellas cosas que la misma Regla expresa y pertenecen a h1 tres votos dichos. •Porque si el que promete guardar la Regla «viviendo en obe– diencia, sin propio r en castidad», se limitase precisa y puramente a solas estas tres cosas, y no a todas las demás contenidas en la Regla y que modific-an estas tres, inútil y vanamente proferiría estas palabras: <<Prometo guardar esta Ilegla», puesto que de ellas no nacían ninguna obligación. 2. Sin 'embargo, no se ha de creer que San Francisco haya in– tentado que los profesores de la Regla estuviesen igulamente obligados a todas las cosas contenidas en ella, tanto a las que mo– difican los tres votos como a las otras que en ella se expresan; antes por el contrario, claramente distingue, por la fu •rz3 de las palabras, que la transgresión en cuanto a algunas cosas es grave y en cuanto a otras no; pues algunas de ellas las expresa con pala– bras de precepto o equivalentes a preceptos, y respecto a otras se contenta con otras expresiones. III.-DE LAS COSAS QUE EQUIVALEN A PRECEPTO. 1. Además, como fuera de aquellas <:osas que expresamente se
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