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262 APENDICE II -------·--·· ----- ,Z. Y como quiera que, según lo que se dice haber respondido en este caso nuestro Predecesor Gregario IX, ya ellos hayan esta– blecido esto por sí mismos, tuvimos a bien el aprobarlo. XX.--·DEL ACCESO A LOS .MONASTERIOS DE MONJAS Y DE LA ENTRADA EN ELLOS 1. Finalmente, porque en la Regla sobnidicha se contiene que !os Frailes «no entren en 111onasterios de 111onjas, e.1:cepto aquellos a los cuales de la Sede Apostólica es concedida licencia especial», aunque considerándolo atentamente juzgaron que eso se ha de en– tender de los l\Ionasterios de ,las J\1onjas Pobres Encerradas (1), porque de ellas tiene un cuidado especial la Santa Sede, y así pa– :rece también que fué declarado mediante una constitución hecha por los :Ministros Provinciales en un Capítulo Geneml, que se ce– lebró viviendo aún San Francisco, por el tiempo en que se escribió la Regla; sin embargo, los mismos Frailes pidieron que se decla– rase si esto se ha de entender generalmente de todos los lVIonaste– :rios de ]\lonjas, puesto que la Regla a ninguno exceptúa, o bien de solos los :Monasterios de las Monjas dichas. 2. ,Respondemos que esta prohibición se extiende a cualesquie– ra lVIonasterios de Monjas; y por el nombre de lVIonasterio quere– mos que se entienda el claustro, las habitaciones y las oficinas inte– riores; porque ,a los otros lugares a los cuales van los seglares, pueden también para predicar o pedir limosna llegar aquellos Frai– les a los cuales, atendida •su madurez e idoneidad, fuere conceclido por sus Superiores; exceptuando siempre los lVIonasterios de las dichas Monjas Encerradas, a Jos que a nadie es permitido acercar– se, sin licencia especial de la Santa Sede, según se dice haber res– pondido también en este caso el mismo Predecesor Gregorio IX. XXI.-DEL TESTAMENTO DE S. FRANCISCO 1. Se dice además que el Confesor de Cristo de santa memoria Francisco, cerca del fin de su vida, dió un mandato que se llama su Testamento, para que nadie glosase las palabras de su Regla, y para emplear sus mismas expresiones: «... a mis Frailes... man– do... que no hagan glosas en la Regla..., diciendo: así o así se han de entender», añadiendo que «los Frailes no osen demandar Letra alguna en la Curia Romana», y otras varias cosas que sin mucha dificultad no podrían guardarse. Por lo que, dudando los Frailes si estarían obligados a la observancia del dicho Testamento, pidie– ron al mismo Predecesor Gregario IX que quitase esta duda de sus conciencias. 2. ·El cual, según se afirma, atendiendo al peligro de las almas y a las dificultades que en esto podrían encontrar, apartando la du- (1) Así se llamaban al principio las Religiosas ClariBas.
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