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ART. 11,-DE LOS ESTUDIOS 197 --- ----- -------- ------ sam-enle su dignidad iiacerdotal, para d•edicarse ,con frulo al minisl,e,rio d•e la palabra divina y <k la direc– ción d,1 las almas, y, si son Superior-es, para s-er guías prudentes de la Gumunidad. 'I'arnbién a los Hiernna-nos legos les ,es necesaria ci,erla inslrucci(Jn para el cumplimiento ,d,e sus debe– res de cristianos y ,d,e :r,eligiosos. Por eso, aunque na– da se dice ,en la Ileg!,a de los ,estudios, vannos a com– pletwr lo di-cho sobre el minist-e 1 rio d,e la predicación, hablando: 1.º, d•e lus estudi•os de los clérigos; y 2.º, de la instrucci(m de los H,ermanos l,egus. § 1. 0 DE LOS ESTUDIOS DE LOS CLERIGOS 224. El estudio de las humanidades y los Semina– rios seráficos.--"\ntes ,d,e sier admitidos al curso de iilosofía, los redgiusos -d,eb-en estar pr-eparados ,en las ei,encias inf,;_,rior-es (1). Entr-e 11-oso-tros est-e iestudio debe hae-erse ínt·egr,arnent,e ant-es del noviciado ( 2). P-e1ro comúu111{'11L,i los jóv>C11ies qu,e desean e1nt.rar ,en la ürd-en no lienen ditfüos ie&tudios; por -e-so en ·todas las ProYill('.ias ddie erigirse Seminario s-eráfico, don– -dri los ,iúvmws aspiranL-0s aprendan lmmaini,da-des y en es1w•cial las lcngua,s lalina y palria (3). El programa -d<i ,estudi•os del 8eminario s-erático, lanlo -er1 lo ,que se r-eíl•Pr-e a las materias, que hay qu,e iesludia-r, e-orno a los años que d,ebe durar el ,estudio, d~1b-e ada-plarse a lo que ~il ,d,er,echo ranónico estable– ce ,para los 8~':minarios ,r¡wnores (4) 'Y ,a lo qu-0 se ac()iilumbra ,en los mejores col,egios s,i 1 milar-es d-e la nación n•spedha (5). El no1rnbrami-ento d-el Dire-ctor y de los Profosories ,d,el Sf:irr1inari-o eorr-esponde al Ministro provinrial •con sus Die finidure. 0 ( 6 1 • 225. Los estudios de filosofía y teología; erección y dirección.-1. En coní'ormida,d con iel derecho •co- (1) c. 589, § l. (2) C. C. n. 7, 5. 0 • (3) C. C. n. 182. (4) c. 1364. (5) C. C. n. 7, 5.º y 18'2. (G) A nadie se le oculta que hoy los Seminarios seráficos son necesarios para la vida misma de la Orden. «Por eso, como decía el Rmo. P. Venancio de Lisle-en-Rigault/ An. Ord., 34, 113) todos deben tra– bajar con el máximo empeño en el reclutamiento de candidatos para las escuelas seráficas, aprovechándose del ministerio apostólico Y de su in•