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Debes ofrecel'te como víctima y preparar la victima con el dolor de corazón. Los con– fesores demasiado :fáciles :facilitan la comi- .:ión de nuevos pecados. \ Acuéniate de aq11ella máxima: «non esset tant,a facilitas pecc,rndi nisi esset tanta facili– tas absolv_endi». Los principios más o menos laxos de los moralistas pueden servirnos para salvar la" conciencia en ciertos casos, pero no para norma de conducta general. Un poco o mucho de prnsión, según convenga, sobre los penitentes acentúa su reflexión y obliga a tener más miramiento en lo :futuro. Hay confesores que t<_)dü lo ..subordinan al número de con:fesantes y comulgantes. De– bemos recordar aquello de «muJtiplicasti gen– tem sed non magnificasti laetitiam». Es indu– dable qu.e las con:fesiones y comuniones fre– cuentes y numtirosas alegran el corazón de Dios, pero no es menos indudable que el Co– razón de Dios abor'rece múchas confesiones y comuniones. Tal vez en otras épocas de menos confesiones se hacían mejor las comu, niones. Esto depende en mucha parte de la habilidad de los con:fesores en preparar a los penitentes ...