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mal, n9 sea 0 que te conviertas en lazo de ini– quidad a los demás... , · Finalmente, considera si predicando a otros eres tú mismo una predicación viviente para que no tengan que decir nada malo de nos– otros ... En una palabra, cuando meditas este paso de la,vida pública de Jesús no olvides a la Magdalena arrepentida. Mira, con qué bon– dad la recogió el Divino Maestro, cómo per~ mitió que le ungiera los pies y la cabeza y como pn,mió aquel acto como un homenaje a suc~erpo y dijo que sería por todo el mun– do alabado ... Mira la misericordia del bondadoso Maes~ tro, pues, así como fué duro ~on los protervos fué manso y bondadoso con Jos arrepentidos. Pero no te engañes con el ejemplo, tomándo– lo por vía de regla genera,! y absoluta, por– que lo que Jesús hizo :fué con lá Magdaleni\t arrepentida y llorosa y convertida asµ amis:. tad; que a los pecadores arrepentidos hay que mostrar siempre suma caridad y mapsí– sima piedad. Debes ofrecerte víctima por los pecadores para que se. convie,rtan; pero n<? debes presumir 'tan fácilmente una conver– sión que sólo existe en· los labios. Dí pues, con el amable Salvador: «Ingrediens mun– dum dixit: Host,iam_ et oblationem noluisti corpus autem aptasti mihi. Tune dixi:, Eece venio ut faciam, Deus, voluntatem tuam». (Heb. X-5-9).

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