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- 94 - ofrecía al Padre celestial desde la aurora al ocaso ... Hostia que sufrió mil baldones y calum– nias para dar testimonio de la verdad. La verdad que resonaba en sus labios era pura poi•que-brotaba de su a'lmÍ:li-llena de celo. No trataba de hidagar -a los grandes ni se en– vanecía con' la:compañía de las ·-m11chedum~ bres ... Decía a lu's :sepulcros blanqueados que eran blanqueados. sepulcr6s, y a los. pecas dores sistemáticos qúe sembraban la iniqui. d3:d en el pueblo, 1 IM decía que eran proce– dentes del diablo: Vos: ex patre di abolo estis. (Joan VIII-44). No se arredró ante el peligro de los escribas y fariseos, y con santa liber– tad les echó en rostro que eran de la raza de las vi.voras: Progenies viperarum (Mat. 3-7). ¡Qué lección tan bella para los apóstoles de Cristo! Bien. está la dulzura evangélica; wero acaso no• es evangélico lo que: aéabas de oir de labios de Jesús?... No debes con:. fundir •_una cosa con la otra. Hay tiempo de la dulzura y tiempó de la dureza. Cuando es necesario afrontar la impopularidad y aun la muerte por Cristo hay que ser como el Bau. tista que decía a Herodes: «Non licet tibi» ... Considera que generalmente la deina$iada dulzura estraga el estómago y que las mos– cas que se ganan con la miel por golosas quedan muertas ... Reflexiona que en tu vida apostólica, si debes ser manso y humilde de corazón gene– ralmente, no debes ser mudo ni contempori-
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