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- 92 ~ Eugenio III: iqué te importaría ganar a to. dos si perdías la tuya? El apostolado debe empezarse con prepa– ración, porque ese es el ejemplo del Divino Maestro, no teniendo prisa de lanzarte a este formidable ministerio sin el suficiente caudal de virtud y ciencia. No debes considerar como caudal bastante la preparación oficial del curso de estudios. Es un erro1: pensar que con sólo eso se desBmpeñará bien el mi– nisterio, · Necesitamos madurar la aprflndido confe– rens in carde. «Dignitas apostolatus est prae– cipiua in Ecclesia> dice S. Tomás. Es la dig. nidad primera la del apostolado en la Iglesia. (In. I ad Roman). El mismo S. Pablo decía: «Non sum dignus vocari apostolus». Pero :fué grande apóstol glorioso sobremanera', pero después de convertirse tardó 10 años en · lanzarse a la campaña. Hubo de prepararse y armarse según su vocación ... Es una temeridad presumir de actuar como buen apóstol con cortos años, pocos estudios y tampoco grandes virtudes ... Es necesario no adelantarse a la vida pública hasta que la Santa obediencia y la voluntad del Padre ce. lestial te lo signifique. Y cuando llegare la hora es preciso sentir lleno del celo de las almas el corazón. Veni quaerere et salvum fa– cere quod perierat. Considera pues, si en el apostolado te guía este propósito de cooperar como los apósto– les a la misión divina.
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