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AFECTOS ¡Oh, Jesús mío! Pobre de veras y rico a la vez ¡Cuánt11s cosas qua a mi me sobran te hacían falta a tí! ... Oon qué maravilloso ejemplo repruebas_y condenas mi inconsiderada sed de tener co– modidades ••• En tu adorttble pobreza respLrndece tu amor hacia el hombre. En mi apetito d0 que nada me falte se ostent¡¡, nii falta de fideli– dad hacia tí ..• Tú me llamas a tu imitación ... y yo me alejo cada día del modelo que se me presenta delante ... Me considero religioso pobre con no care– cer de nada. ¡Qué engañado vivo!. .. Pero ante tu pesebre me alienta un pro– fundo deseo de seguirte por ese camino. No debe avergonzarme a mí lo que no repugnó a tí... Con la renuncia de todo, estoy consagrado como religioso. Aumenta en mi espíritu el santo afán de vivir pobre; porque bienaven– turados son los pobres de espíritu ... No está mi pobreza tanto en las cosas como en los afectos ... Vana locura es prometer no poseer nada y apetecer lo que no puede po~ seerse ...
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