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- 55 - tus cuidados afeminados, tus quejas, tus ím– petus de coraje, tus abusos, ¿ Viniste acas.o a .la religión a que nada te falte? ..., Acaso es necesidad todo lo que se. te an– toja?••. No es por ventura un mal hábito de comodidades lo que te induce a tanto cuida– do L. !Carne de pecado, sembrando estás la ini:– quidad! ••• La indulgencia con que ahora te tratas será tu perdición, Lo que ha de que– dar en podre, no merece ta1,1tos halagos ... Es necesario mortificarse a fin de purgar kis vicios y preparar una· resurrección en glo,; ria... ¿Cómo pretendes gloria corporal con tan poca mortificación, sabiendo tus deudas contraídas en la misma carne? ... II Qui parce seminat parce et metet. Quien siembra poco, poco recogerá, Mucho te ale- . grará, alma mía, en aquel día de la resuri-ec– ción llevar limpia la carne de toda deuda. Mucho te complacerá haber llevado como un cinturón de honra la penitencia, crucificando el cuerpo con sus vicios y concupiscencias, Dichoso el cuerpo que doblegado al yugo de la vida religiosa supo caminar obediente tras li'!,s exigencias del alma ... iOh, dichosas penitencias que tenta gloria merecieron!, po· drá decir como S. Pedro de Alcántara .•• El hombre austero, sacrificado y probo no olvida nunca aquel sonido de la trompeta

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