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DIA 4.P-MEDITACION PRIMERA Las 'recompe.nsas S. ·Pablo en su primera carta a los de Co· rinto (cap. 15) dice. «Ecce misterium vohis dieo, orones quidern resurgemus, sed non om· nes immutabimur>. Todos resucitaremos, petó nó todos' seremos inmutados c, trans· mutados en gloria¡, Profundas palabras, alma roia, que determinan la suerte de los morta~ les. No moriremos para siempre, J C., ca– beza de la Iglesia, sufrió y murió y al tercer . día resucitó, Si El resucitó también no:i· otros; pero la resurrección que a todos al– canzará no alMnzará a todos para gloria. Queda el problema de las recompens11;s. Está .escrito que cada cual recibirá según su traba· jo. El que trabaja poco, poco, y el que trabaja mucho, mucho, Pero el que en la viqa des– mereció con obras de infidelidad o de pecado recibirá en lugar de recompensa un castigo eterno. Su resurrección en carne será igno– minia para lanzúse en alma y cuerpo en el lago del infierno, ubi nu\la est redemptio ... Esta carne tan atendida que luego pasará a ser pasto de gusanos cobrará nueva vida en la resurrección, porque hemos de acudir

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