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DIA 2.o. ~ MEDITACIÓN SEGUNDA Salvación ' ¡Salvarse! ¡Santo Dios y qué palabra ésta! Es para poner estremecimientos t::n el hombre más santo . Dios quiere la salvación de tod9s. Murió por todos; a todos ofrece sus recursos salvadores Ornnes vult salv,os fi.eri. No clejará Dios de hacer lo que está de su parte para que su criatura racional logre termin.ar. con dicha la presente vida. Pero es irre.mediable reconocer que Dios no nos salva contra nues– tra voluntad La palabra de S· Agustín, dice: quien te hizo sin· tu cooperación_, no te salvará sin tu cooperac'ión: Qui fecit te sin.e te non sal'vabit te sine te ... La salvación es negocio• supreµ10 y por tanto negocio máximo Te salvqrás si tú quieres ... Te condenarás si te descuidas! .. Dios no cohibe la voluntad humqna Salvarse es conseguir la dicha para. siempre .. , Conde-· narse es perderse para siempre en el infierno ... ¡ Para s~empre! Considera, alma mía, que quien_ una vez s·e condena no tiene remedio Su desgr,ácia será sin término y sin medida. Salvarse es g&nar todos los bienes, y condenarse es me– recer todos los males. Quien se salva .n.o se

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