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AFECTOS Dios mío, y señor mío Aiumbra mis ojos para que no duerma en la muerte Veo en efecto el estado de mi alma. ¡Qué pobre cosa es para decir que vive cnnsagrndá a Ti! 1Cómo oso yo llamarme religioso con un espíritu tan poco fervoroso!. .. Bien veo que me están ro– deando lazos de muerte .... Me espRnto Señor, que me tengáis en vuestra presencia ¡Hasta cuándo, Señor y Padre mío! ¿,Hasta cuándo dormiré en los brazos de esta pereza espiritua1? Cuántos siervos tuyos junto a mí anhelando escalar las cumbres de la perfección, activos, mortificados fervorosos, animados de los me– jores deseos ... y yo sin embargo, tan flojo y tibio que no parezco consagrado a Tí.. Quiero resolverme a emprender vida mejor... Ego dixi: Domine miserere mei: Señor he dicho de corazón, apiádate de mí... Sana animan m·eam . Cura, sana, remedia esta pobre alma mía en– ferma de tan pestífera enfermedad, que ade– más de tenerme tullido para todo lo bueno me hace dar tan malos ejemplos ... Sana animam meam. ¿Acaso porque duerme en la tibiez,a no podrá despertar a mejor vida? Numquid qui dormit non adjiciat ut resurgatL. Sí, Dios mío' ¡resurgam! 1resurgam! ..No confío en mí
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