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- 150 ~ rísticos. Un gran respeto a la Santa Misa celebrándola con profunda preparación prnc• ticando la debida acción de gracias. Lo mismo debe decirse ref pecto a la práctica de la Comunión. Procurar que no sea por rutina ni por mera costumbre cotidiana. La fe ha de brillar en estos mornentos a fin de que nos i"nfunda profundo respeto. Antigua– mente, según cuenta S. Gregorio en sus Diá– logos, solía decir el diácono a los comulgan– tes: «Accedite curn fide~. Considera, que cuando te asalta la duda o el desaliento sobre la observancia de tus pro– pósitos y digas icómo podrás llevarlos a cabo: quomodo fi.et istud? El ángel de'! ainor te contestará interiormente: Eso lo lograrás con el auxilio del poder sacramental. No sabes qu~ allí, en la Eucaristfa, vive tu Dios fortí ~imo? ... ¿No decía S. Pablo: Omnia posum in Eo qui me confortat? Pues así podrás tú a pesar de tu debilidad. Acércate al altar con fe y reverente amor. Mutaberis in virurn al– terum (1 Reg. 6). Porque -es el Pnn de vida eterna. «Qui manducat me et ip~e vivet propter me» ... Considera, pues, cuánto te interesa practi– car con veneración todo lo que atañe a la Divina Eucaristfa. Es la mejor fórmu'la de perseverancia .. Finalmente debes repasar de vez en cuan· do tus resoluciones, porque eso será GOmo bañar de frescura las flores que iban tal vez marchitándm,e.

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