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- 149 -- Sacrnmento. Con esta consideración daremos remate a estas meditaciones del Retiro. Eucaristía Considera, pues, que la piedad debe con– servarse vigorosa al calor de una gran in– fluencia eucarística. La Eucaristía es el alma de la devoción, es la· devocis'.ln de las devo– ciones. Practica1· bien los actos referentes al culto sacramental és vivir en perpetuo fervor. Mientras desde el cielo nos. protege la Vir– gen piadosa, en la tierra nos alimenta su Hijo con su Pan sobresubstancial. Pan de án– geles, Ecce Panis angelorum factus cibus viatorum. La celebración puntuaLy devota de la Sari– ta Misa y la Comunión ferviente son los me– dios más eficaces para mantener el fervor interior. No haya miedo que un religioso que trata con el debido respeto este augusto mis– terio decrezca en la devoci6n ... Es el ter– mómetro más seguro ... A !A. altura que está nuestra fe y amor· respecto a las prácticas eucarísticas, así andará nuestra vida espiri– tual... Sin duda que cuando el corazón vive de ardiente fe eucarística experimenta los mayores prodigios de virtud, y puede excla– mar: Mirabilia sunt opera tua, Domine, Mi lagros de virtud obra este manja1· celestial. Por eso recomiéndase tres cosas: La con– sideración frecuente sobre motivos euca-

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