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- 146 - de transformación en Dios. ¿Será µosible que tan ricas meditaciones hayan quedado en el vacío? De cuantas verdades has meditado ¿cuán– tas llevas ahora en Pl alma como clavos que fijen tus carnes con el temor de Dios, o como antorchas que guíen tus caminos en· la pere– grinación de la vida'? ... iOuáles son en suma las resoluciones que has deducido de la contemplación de tantas materias? Gloria a Dios que yo quiero supo– ner q11e llevas grabados en el alma·m11s de dos grandes propósitos. Hubiera sido una lo– cura derrochar tan ta gracia y acumular, en– cima, mayores responsabilidades. No. Seg1Á– ramente que hay lugar para bendecir la bon– dad del Altísimo «quoniam bonus quoniam in aaeculum misericordia ejus». La bondad y' missricordia divina habrá pro– ducido sus frutos y resoluciones en tu ·cora– zón, alma mía. Sí, efectivamente ... Un buen ramillete de propósitos como flores del alma lias recogido de toda la jornada del Retiro. Bendito sea Dios por tanta merced. No ceses, alma, de reconocer que todo lo bueno es de Dios. Pero no has hecho mu cho con resol verte. Tienes que buscar Úna protección celestial para re• cabar gracias de perseverancia en lo resuelto. Y tª dónde acudirás mejor que a la protec– ción de nuestra bondadosa Madre_ la Virgen Maria? Por eso considera cómo te con viene entregar en sus manos las_ resoluciones tomas

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