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MEDITAüION SEGUNDA Los' sentimientos de perseverancia Hemos considerado muchas cosas durante estos días de santidad y recogimiento. Eran realmente días de visitación divina. Al dar remate a nuestras Jornadas se nos viene a la consideración el terrible pasaje en que Jesús exclama ¡Vae tibi Gorozain ! ¡ Vae tibi Bet– saida! ¡Ay de Oorozain, ay también de ti Betsaida, porque si en Tiro y Sidón se hu-' hieran hecho las cosas que en tí, hubieran he 0 cho penitencia en ceniza y cilicio. Mas he aquí que, porque tú no conociste o no te apro– vechl:lste del dfa de la visitación te sobreven– drán males sin cuento. Considera, alma mia, con qué profusión te ha depara90 Dios gracias y dones para que te .. regenerases en estos hermosos dlas. iQuid debui ultra facere et non feci1 Qué más debi yo hacer, dice Dios, para que te r•eformaras1 Desde que empezamos a meditar teníamos delante como un faro inextinguible, la luz del Evangelio ... Parece que el ángel del Retiro nos repetía cada día: «Aecedite cum fide,. Has meditado las grandes verdades de fe y has subido gradualmente por las vías pi:¡rga– tivas, i"luminativas y unitivas hasta la cima

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