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- 12 - Ahora deseo hablarte mt1y íntimamente. Alma, oye con voluntad mi ilamamiento. Des– cansemos los dos Yo también deseo des– cansar de tanto sufrir por tus desvíos y des– atenciones. Ven, alma, y hablemos los dos de corazón- a corazón como amigos íntirnos. Dia– loguemos sobre cosas muy serias. ~obre cosas eternas que te interesan .. ¡Cuánta locura encuentro en las almas que, creyéndose a Mí consagradas, nunca se con– sagraron debidamente a la virtud! Locura causada por las distracciones y apegos de la vida. De estas almas locas como de las vírge– nes necias hay muchas en los claustros reli– g10sos . ¿Eres tú acasü alguna de ellas'? Pues acabe– mos de una vez, alma religiosa. Ven al Retiro resuelta a pensar µrotundamente en los gran– des deberes que tienes contraídos .. ¡Oh Jesús! Vedme aquí. Habla, que tu siervo escucha! Habla a mi interior yo me presto a es– cuhar tus voces amorosas. Comprendo, Señor, qm, harto tiempo llevo perdido en mis habi– tuales distracciones. Ya es hora de resolver– me, mi Dios. ¡,Hasta cuándo me conduciré co– mo torpe niño o varón cobarde que carece de conciencia de sus deberes'? . ¿Hasta cuán– do, Señor, seré remiso y duro de corazón'? Us– quequo gravi corde'? ... Porque, va para años que me llamas como ahora a este Retiro anual y yo como si no hubiera escuchado tu voz, salía de mi Retiro tan frío y remiso como entraba. ¡Oh, Señor, loquere; loquere ... hábla-

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