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]25 - ser rnuy de Dios y para. que sea perf.eéta:· mPnte, de Dios ~.e le exigen sacriffoios que purifiquen y sobrenaturalicen las afecciones rná&. legitimaR. En el cieló seremos semejan– tes a Dios: «Símiles ei erimus». (1:Joán 111· 2); y por tanto ha de empezarse esta seme· janza en la tierra. La semejanza con Dios, · que será nuestra gloria y nuestra felicidad, se realiza en. el estado de unión espiritual, que es un estado conforme en todo al qµerer divino. La voluntad humana tiene que afinarse y capacitarse para ello con una preparación más o menos .prolongada de purificaciones, de potencias y afectos,.sobre todo, con los sa 0 crificios del corazón; porque siendo este ór· gano el instrumento del amor y siendo Di;:;s amor. «Deus charitas est», tiene que realizar esfuerzos grandes para conseguir la pureza del'amor que se necesita para el estado de unión, Amar será ciertamente la gran felicidad del cielo y es tambiénla verdadera dicha de la tierni ... No exige Dios que sliprimamos nuestros afectos legitimos de amor, sólo quiere que los p1Jrifiqueri1os. quitando de ellos toda escoria de imperfección. Es grand~. e,1 amor de los hijos a Jo,3 pa– dres y es un amor ordenado por la naturale– za y por el mismo Dios; pero también está escrito: el que ama a su padre, a &u mádre, a su hijo, o a su hija más que a mí no es dig– no de mi». (Mat. X-37).

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