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AFECTOS Sé, Dios mío, como me lo dice S. Basilio, que np hay criatura alguna visible ni in visi– ble que no deba al Espíritu Santo lo que ciene. . . Debo, pues, vivir en perpetuo agradeci– miento a este divino Dador· de todo bien. . También sé que los dones dei Espíritu San– tc;> aventajan en excelencia a to.das lás mara– villas criadas humanas y angélicas, visibles .e invisibles; a todas las virtudes naturales in– fusas o adquiridas y a todas las virtudes mo– rales o s.obrenaturales. Üc;>mprendo, Señor, la riqueza de tus dones ~uya menor p¡irte vale más que el universo entero. Sin embargo me confunde la profusión de tantos dones como tenemos para obrar nues– tra per:fecci.óq . Yo debo vivir alabando, .ante todo, al mis– mo Espíritu Divino qu~ es el don por exce– lencia, principio <le todos los dones y que se llama Donum Dei. Invocándole-hemos empezado este Santo Ret,iro. . . Dadme Señor que me infunda como un to– rrente su asistencia amorosa y me con vierta