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- 117 - bo, acompañándole en la pobreza perfecta que abrazó al hacerse hombre; y con el Es– píritu Santo, por medio de la perfecta casti– dad, que promueve el puro amor de Dios con la mortificación de la carne ... La unión con el Padre reclama mortifica– ción interior de la voluntad. La · unión del Hijo exige el abandono de toda ambicióu del corazón, y la unión del Espíritu Santo pide constante vigilancia sobre los sentidos, a fin de guardar incólume el tesoro de la pureza del amor. La vida interior del religioso no se presen. ta a la admiración de los hombres, pero es la verdadera vida espiritual.· Cuanto más per– fectamente se procura esa vida interior, más cabal y estrecha es nuestra unión con Dios ... II Pero la vida int,erior se practica en medio de unas maravillas tan grandes que no es po– siblEl que puedan ElxplicarsEl con pluma de hombre. El misterioso laboratorio del alma lo ,dirige el Espíritu Santo. Por dSO en la vida interior existe un desarroUo más com– pleto de los dones del Espíritu Divino. No es posible vida interior sin que nos presida el espíritu del amor. · Pero considera que los dones que el amor Di vino nos proporciona para :facilitar los mo– vimientos del éspíritu los tenemos desde que fuimos reengendrndos a la gracia ... pero en
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