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- 109 -· alzarle por Rey? tDónde están los que ten– dían sus r0pas al paso del Divino Maestro el dia de Ramos? tDónde está Pedro el jurador valiente? ¿Dónde están los fariseos orgullo· sos que le llamaban Rabí y le admitían en su casa como a un Maestro maravilloso? Nada-' Colgado, en la cruz uo hay quien le defienda. Si el buen ladrón providencialmente formuló una leve defensa, él era inútil, en el caso, parn salir, por ,su causa. Sin embargo, Jes1Íil le prnmió en el acto con el Paraíso. . El 1:1uen Jesús moribundo, abandonado, martirizado,, levanta su voz para decir al: Pa· dre Eterno: Patei· dimitte illis quia ne1:1ci-unt quid faciunt. Hermpsas palabras que :sólo un Dios formuló en circunstancias semejantes .. ; Pero, almit mía,, a.cércate a ver; y oir lo que pssa en aquel momento. tNo es poi· ven· tura aquella traza de muerte la que más con– venía á nuestros pecados y con la que mejor podía ganar Cristo· nuestros corazones? ¿Ha ganado acaso el tuyo?·••. No es aquel un-ejemplo sin ejemplo para todos los hombres a fin de que recogieran un•a lección de vida? i Oh, cómo sentiría Je– sú~ aquel desamparo de sus admiradores~ Pero tal es el mundo. En las alegrías ofrece muchas. loas.. En la felicidad se prestan mu– chos a la 'ámistad, p~ro en el dolor y en la desgracia' sólo reína :el desamparo, La ingra·• titu<l es nota doloro~a del género humano, Pocos saben apreciar ;en este model,o el tipo divino· único de ge~erosidad y p1;1.cienc:i1;t. No
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