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AFECTOS San~o y soberano Dios e¡_ue me honraste con este ministerio de amor y misericordia, yo me confundo con el poder que en mió, manos de– jaste. Todavía oigo como si para mí hubieses dicho: Euntes in mundum universum praedi– cate evangeiium ¿Con qué medios podré yo desempeñar este encargo~ Me considero como embajador tuyo ¿pero cómo desempeño yo mi embajada? Acaso me considero ufano con la honra, y remiso en la contienda. ¡Tal vez quiero llevar sobre mí el título que me enaltece sin hacer nada por enaltecerlo! ... ¡Dios mí9, qué confu– sión! ¡Qué cuenta será la que habré de darte por las almas a mi apostolado encomenda– das! ... ¡Qué cuenta de las vanida,des fomen– tadas! ¡Qué dolor, Dios mío, cuando se me haga ver la muchedumbre de pecadores y de párvulos que piden mi cooperación y sin em– bargo yo vivo obstinado en mi inacción .•. Me complacen las honras y me fastidian las car– gas ... Quisiera poseer todos los atributos de tus apóstoles sin imponerme ningún sacrificio apostólico ... ¡Oh, Dios mío, qué confusión la mía cuando se me diga: redde rationem de lo hecho y de lo dejado de hacer .•.