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7 tud a los insignes Misioneros Capuchinos y un halagador recuerdo del triunfo alcanza-do en esta tan acreditada exposición misional. No citaríamos aquí, si no fuera para encomiar su acierto, otro de los esfuerzos realizados por la Delegación general de fas Misiones Capuchinas, y es que ha obtenido del habilísimo pincel del señor Tárrega y para el Convento de Nuestra Señora de Pompeya, de Barcelona, una serie de cuadros de asuntos misionales que serán la perennidad de los resultados positivos de su actuación. Ellos son: El cuadro-alegoría de la Santísima Virgen María Divina Pastora con el Padre San Francisco, San Fidel y los más ilustres misioneros de la Orden Capuchina; (lám. 1) los mártires capuchinos de la misión venezolana de la Trinidad, 1669 P. Esteban de San Feliu, P. Marcos de Vich y Fray Ramón de Figuerola; el mártir capuchino P. Pedro de Fol– guerolas; y luego seis acertadísimos cuadros de un metro por ochenta cada uno con los retratos de los celebrados capuchinos, Eminentísimo señor Carde– nal Vives y Tutó; Ilmos. Padre Nicolás Castells, de Barcelona, Obispo de Mesopotamia; P. Cirilo Sieni, de Barcelona, Obispo auxiliar de la Habana; P. Francisco Javier Vilá Mateu, de Arenys de Mar, Obispo titular de Adra, Primer Vicario Apos– tólico de Guam; P. Agustín Barnaus Serra, de Ar– tesa de Segre, Obispo tit. de Milopótamos, Primer Vicario de Bluefields; P. Fidel de Montclar, Pri– mer Prefecto Apostólico del Caquetá (Colombia). En la ilustración del librito debimos mostrarnos