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I05 los cuatro o cinco años. A este medio acuden '1os se– minarios para el fomento de vocaciones; muy loabl'= y útil es que lo hagan los Capuchinos. No están al alcance de todas las fortunas, es cierto; pero también es cierto que hay personas tan abun– dantes en dinero como en caridad, que quieren invertir algo ,de su capital en obras y fundaciones piadosas, y ¿ puede haber alguna más del agrado de Dios que la donación de legados para est~ fin? El niño favorecido por la beca llega a ser como hijo adoptivo espiritual y es incalculable el clÍmulo de bendiciones que recaerá sobre esas almas piadosas, por motivo de ese hijo sa– cado por ellas del mundo, elevado al altar, convertido en misionero, quizás en mártir, y en todo caso en hom– bre de virtud y ciencia. Es la manera mús sencilla para los ricos ,de tener hijos sacerdotes, que desde el altar, rueguen por ellos; es la manera más elevJ.da de corres– p :mder a las larguezas de Dios para con ellos. Para obtener detalles sobre las condiciones, etc., es bueno dirigirse directamente a los respectivos Padres Directores de las distintas E scuelas Seráficas que re– gentan los Padres Capuchinos de España. Para Anda– lucía, al convento de PP. Capuchinos de Antequera (Málaga). Para ambas Castillas, Galicia, Asturias y Extremadura, al convento de E l Pardo (Madrid). Para Cataluña y Baleares al convento ,de Igualada (Barce– lona). Para Navarr.a, Cantabria y Aragón, al convento de Alsasua (Navarra). Para Valencia y Murcia, al con– vento de Masamagrell (Valencia).
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