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80 CONSTITUCIONES. CAPITULO \'T 83 1 Cristo, también peregrino en la tierra, dirá en el juicio final a los que estén a su derecha: «Anduve pere– grino y me hospedasteis». 2 Y san Francisco quiso que recibiésemos con afabi– lidad a cuantos llamaren a nuestras casas. Por tanto, acojamos con la mayor caridad a todos, principalmente a los afligidos y desdichados, y ayudémosles en sus ne– cesidades. 3 Serán tratados con toda amabilidad aquellos que, según las circunstancias de cada región, puedan ser hos– pedados en nuestras casas, sobre todo si son sacerdotes o religiosos. ARTÍCULO II. Nuestra vida froterna en el mundo 84 1 San Francisco se alegraba sobremanera del mundo creado y redimido y se sentía unido con lazos de her– mandad no sólo con los hornbres, sino también con to– das las criaturas, como él mismo proclamó maravillo– samente en su cántico del hermano Sol. 2 Iluminados por este pensamiento, admiremos las maravillas de la creación, cuyo principio y fin es Cristo, que las investigaciones científicas hacen más evidentes y que nos inducen a adorar al Padre en su sabiduría y poder. 3 Apreciemos también mucho cuanto el ingenio hu– mano ha logrado de las cosas creadas, especialmente en las obras de cultura y arte, que nos revelan los dones de Dios . ..¡ Veamos también en el misterio de Cristo el mundo de los hombres, al que de tal suerte amó Dios que le entregó su Hijo Unigénito. 5 Porque, a pesar de sus muchos pecados, está do– tado de valores nada desdeñables y suministra piedras

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