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CONSTITUCIONES. CAPITULO V 71 2 No obstante, nunca hagamos del trabajo nuestro último fin, tanto en las empresas públicas como en las ocupaciones ordinarias de la vida; sino que, recono– ciendo con los ojos de la fe la voluntad del Padre en los trabajos que debemos realizar, nos uniremos a él en ardor de caridad por medio de la actividad externa y de la vida interior. 67 1 Las diferentes clases de trabajo se acomodan de forma diferente a cada uno de nosotros, según su habi– lidad y los especiales dones de Dios. 2 Aceptemos los ministerios y trabajos en cuanto es– tén de acuerdo con nuestra vida en fraternidad o lo exijan las necesidades de la Iglesia y de los hombres. 3 Nos convienen, sobre todo, las ohras que mejor pa– tentizan la pobreza, la humildad y la hermandad, ya que no reputamos ningún trabajo más vil que otro . ..¡ Y para hacer más fecunda en nosotros y en los demás la gracia del trabajo, procuremos conservar su carácter comunitario dentro de la variedad de servicios al prójimo, dispuestos a ayudarnos mutuamente traba– jando en equipo, con lo que también progresaremos en la conversión del corazón. 5 Mas nunca perdamos de vista nuestra vocación apostólica, a fin de dar a los hombres testimonio de Cristo en todas nuestras actividades. 68 1 Esfuércense los hermanos en perfeccionar durante toda la vida su formación espiritual, doctrinal y técnic.¡, y cultivar sus talentos en los oficios respectivos, de llltJ– clo que nuestra Orden responda siempre a su vocadéin en la Iglesia. 2 Según la tradición primitiva ele la Orden, estén dis– puestos los hermanos a ocuparse también en trabaj•J-; manuales, en la medida que lo requien1 la caridad f r:.:\-
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