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CAPtrULO IV NUESTRA VIDA DE POBREZA ARTÍCULO l. Testimonio de pobreza 46 1 Jesucristo, enviado a evangelizar a los pobres, de rico se hizo pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza. 2 Desde el nacimento en el pesebre hasta la muerte en la cruz dio testimonio de predilección divina por los pobres, para ejemplo de sus discípulos. 3 La Iglesia exalta la pobreza voluntaria como dis– tintivo inconfundible de los seguidores de Cristo y desea que los religiosos sean los primeros en practicarla con diligencia. 4 Además, propone el ejemplo de san Francisco co– mo imagen profética de la Iglesia de los pobres. 5 Es misión especial de nuestra Orden observar real– mente el precepto de la pobreza, confiados en la divina providencia y trabajando con fidelidad. 6 Más aún, no nos apropiemos los dones de natura– leza y gracia como dados sólo para nosotros, sino esfor– cémonos por emplearlos por entero en prc\echo del pue– blo de Dios. 7 Usemos de los bienes temporales con agradecimien– to, compartiéndolos sincera y generosamente con los ne– cesitados. 8 De este modo damos testimonio a los hombres ávi– dos de goces materiales, de que no lograrán la felicidad
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