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PROEMIO El hermano Francisco de Asís, instruido por divina inspiración e inflamado en ardiente amor de Cristo, eli– gió para sí y para sus hermanos la forma de vida evan– gélica en pobreza, penitencia y minoridad y la propuso en la Regla con brevedad y sencillez. Al correr de los años, sus discípulos debían adaptar su vida, actividad y legislación a las exigencias de les;; tiempos. Esta primera adaptación se hizo en el Capíti.:.Jo de la Orden de 1260, bajo la dirección ele San Buenaventura, quien añadió a la Regla las Constituciones Narbonenses. La Orden de Hermanos Menores Capuchinos anhelaba desde el principio conservar fiel, sencilla y puramente el patrimonio espiritual ele su fundador san Francisco, con– forme a la Regla y al Testamento, bajo el magisterio eclesiástico y transmitirlo con activa docilidad a los her– manos de las generaciones venideras. Para renovar esta fiel observancia, nuestro Capítulo celebrado en 1536 or– denó unas Constituciones que, a pesar ele ser modifica– das muchas veces, conservaron siempre su peculiar espi– ritualidad y su tendencia fundamental franciscana. El Concilio Vaticano II, especialmente en sus docu– mentos «Lumen gentium" y «Perfectae caritatis», expu– so los principios para la renovación oportuna de la vida religiosa; y Pablo VI, en su 1110/u proprio «Ecclesiae Sanctae», ordenó revisar la legislación ele tocios los insti– tutos religiosos. Entre estos principios descucilan el de la vuelta al espíritu genuino del fundador, la doctrina del mismo Concilio y los signos o necesidades ele los tiempos.
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