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24 TESTAI\IENTO DE N. P. SAN FRANCISCO fuere edificado, si no fuere como conviene a la santa pobreza, que hemos prometido en la Regla, hospedán– dose siempre allí como peregrinos y extranjeros. Mando firmemente por obediencia a todos los herma– nos que, dondequiera que estén, no osen demandar letra alguna en la Curia Romana, por sí o por interpósita per– sona, ni para iglesia, ni para otro lugar, ni con pretexto ele predicación, ni por persecución de sus cuerpos; mas, si en alguna parte no fueren recibidos, huyan a otra tie– rra a hacer penitencia con la bendición de Dios. Y yo firmemente quiero obedecer al ministro general ele esta hermandad y a otro guardián que le pluguiere darme; y así quiero ponerme en sus manos, que no pue– da ir ni hacer contra su obediencia y voluntad, porque es mi señor. Y, aunque yo sea simple y enfermo, quiero, sin em– bargo, tener siempre un clérigo, que me rece el Oficio, según en la Regla se manda. Y del mismo modo, todos los otros hermanos estén obligados a obedecer a sus guardianes, y a rezar el Oficio según la Regla. Y si se comprobase que algunos no rezan el Oficio según la Regla, y quisiesen en alguna manera variarlo, o que no fuesen católicos, todos los hermanos, donde– quiera que estén, sean obligados por obediencia, en cual– quier lugar que hallaren a alguno de ellos, a presentarlo al más cercano custodio de aquel lugar, donde lo hubie– ren hallado. Y el custodio esté firmemente obligado por obediencia a guardarlo fuertemente como a hombre en– carcelado, ele día y ele noche, de tal manera que no pue– da ser librado de sus manos, hasta que por su propia persona lo presente en manos de su ministro. Y el minis– tro esté firmemente obligado por obediencia a enviarlo con tales hermanos, que de día y de noche lo guarden como a hombre encarcelado, hasta que lo presenten al señor Ostiense, el cual es señor, protector y corrector de toda la hermandad.

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